jueves, 11 de julio de 2013

Purgatorio

Se sentó sobre una piedra. Se quitó las sandalias y las dejó a un lado. Metió los pies en el agua. Abrió la cesta. Sacó una cajita, de la que extrajo un cebo. Un cuentecito que se agitaba. Lo colocó en la punta de la caña. Soltó carrete y esperó. Al poco, sintió pequeños tirones. Recogió carrete. Había picado su primer escritor.
-¿Quién eres?
- Soy el fantasma de Juan Rulfo.
Ernest hizo un gesto de desaprobación y volvió a soltar carrete. El escritor quedó de nuevo bajo el agua. Se soltó del anzuelo y se dejó llevar por la corriente.
Volvió por la trocha que lleva a su casa. Cenó con su mujer en silencio y se acostó. Esperó a que ella se durmiera. Entonces se levantó y bajó a la armería. Sacó de su bolsillo una llave que había ocultado a todos y abrió el armario. Cogió una escopeta y cargó una única bala. La giró, se metió el cañón en la boca y apretó el gatillo.
...
Susurros y veladas voces, murmullos que huelen a vetusto abandono. Almas errantes penando no se sabe qué, desubicadas, entretejidas con el viento, en la noche oscura. Humos de seres que emergen de la bruma un momento, y al siguiente ya ni son.
Siente un respirar pausado, el calor de un cuerpo vivo. Dentro de una caja, a oscuras. Pero no siente miedo, sino una dulce melancolía.
-¿Quién eres?
-Soy el fantasma de Juan Rulfo.
Ernest abre los ojos pero no ve, todo esta oscuro. No tiene dónde ir ni qué explorar, no puede ni moverse. Nada que beber ni comer, nada con que entretener sus manos. Y piensa que ahora sí que va a saber lo que es la desesperación.

2 comentarios:

  1. Me gusta la idea, pero, en realidad, el argumento da juego para un texto más largo. Anímate, arriésgate a un tipo de relato más largo, porque tus ideas son buenas :)
    Pásate por nuestro blog si puedes http://jeacuso.blogspot.com.es/ Gracias :)

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  2. Gracias. Me falta tiempo en realidad, pero lo intento. Esta tarde entro en vuestro blog. Un saludo

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