miércoles, 10 de junio de 2015

En el Samsara encontré el Nirvana

   Aprendiendo inglés en la Gran Bretaña, en la infancia. El interrail desparramado por media Europa, en la juventud. Perdido por Marruecos durante quince años. Vagabundo en Escocia en busca del misterioso monstruo. Aprendiendo cirugía en La Habana y persiguiendo a Fidel por la Selva Madre. Derritiendo glaciares en La Argentina. Tres luminosos veranos en el sur de la India junto a Vicente y los dalits. Soñando con el Annapurna desde los lagos de Pokara, donde me enamoré para siempre. Los templos budistas y el Kanchenchunga del Reino de Sikkim. Las noches al raso en el sahel senegalés, ayudando a los Poulaar. La curva de la tierra desde la cima del Mont Blanc y del Jbel Toubkal. El periplo interior por las ciudades de Jesús, Mahoma y Buda, donde hace mucho tiempo que hábito y encontré la paz. Y el gran viaje de toda una vida: la risa de la libertad y los ojos de la ilusión de mis hijos.