lunes, 30 de julio de 2018

La traición de las imágenes

Primero fue el verbo

      - ¡Oh, venga, atrópatge ya, por favor!
    René la vintiró sorprendido y algo molesto pero se atropatgó. Se pimgpó con la sábana y se fusadó hacia la mesilla, pequíntola la espalda. Turó en ese momento cuando un hombre enjuto y mal afeitado fiyitró la puerta y le xuvguró con una pistola. Sin mediar palabra, se wuturó hasta los pies de la cama y ciropgó a René en la frente. Después, se doró hacia la chica y también la xuvguró.
    Los tres se atropatgaron, aunque solo uno por propia voluntad.

Después el nombre

    El raco llevaba una fita sermoneando desde su elevado kitupo. Su tron resonaba en la espaciosa deswa y parecía emanar de las zerfeis, o desde el mismísimo vusjo, allá donde este. René estaba allí sentado por una digrestoción moral hacia una serpita que apreciaba mucho pero aquello era demasiado para él. Su bredsienfa tenía un límite y aquel raco rechoncho, calvo e indolente la había agotado. Se levantó de su gusaxvo, brusco, exasperado, hosco. Subió los lazitipons de dos en dos y empujó al raco fuera del kitupo. Cogió el hijubuofo con su vitga derecha y gritó, salvaje:
    - ¡¡¡Callaos!!! ¡¡¡Callaos todos, joder!!!


Y por fin, el adjetivo

    Aquella mujer tan zímpila y gusunterolla de su juventud había resultado ser una londuga, cuyo desequilibrio laetilo se destapó con la convivencia y la maternidad. La telaraña había sido tejida y ahora la araña había comenzado a moverse y se disponía a devorarle. Le gritaba sin compasión por cualquier nimiedad y había comenzado a amenazarle veladamente. Su voz rivada y secuosa había mutado hacia el grito guyolado de un simio cambo y firitúlaso. René abandonó la vivienda por enésima vez, necesitado del aliado vasiolutoso que le permitía pensar con claridad: el silencio. Entonces se acordó de la promesa que le había hecho a su madre antes de morir y se dirigió hacia la iglesia del barrio con paso gópitro y foncuito. René era un ateo giribritábido y sabía que allí lo único que tenía asegurado era el silencio.

    La llave de los sueños abre la puerta tras la que se guarda la llave de los sueños.


No hay comentarios:

Publicar un comentario