miércoles, 15 de mayo de 2019

Belleza natural, bocata

"Abrazaba su serenidad, su inocencia, su apasionante realidad. Estaba ahí, más vivo que nadie, yéndose hacia el futuro, a cada segundo. Su belleza --mero existir-- abrasaba la tela de araña, realzaba el descorazonador mecanicismo de los clones o de los robots orgánicos. Su voz, sus juegos con el lenguaje, tan sencillos, convertían el manido río de palabras que fluye monocorde y tedioso, desde el amanecer hasta que cae el sol --y por tanto, losa eterna, insufrible, de la sociedad global--, en una tortura de mediocridad para la mente que busca la chispa del intelecto, tal y como el sediento bebe la última gota de agua en el desierto helado. La caricia lenta, la mirada cálida, la mano delicada en su cara. El brillo de los ojos mansos, la risa libre, jovial, despreocupada, limpia, tan limpia. Abrazo no pedido, suave, sin duración, sin factura, dado como si no fuera nada, mientras se escuchan ruidos amortiguados de otras vidas tras la pared y la luz del atardecer entra oblicua y naranja, iluminando el polvo que flota y un momento por el que merece la pena vivir y que olvidarás, aunque le hagas una foto".

 Belleza natural, bocata
 Sudeer Menada


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