domingo, 5 de julio de 2015

Abismo

    En un instante, toda su racional, ordenada y cómoda vida desfiló ante sus ojos. Todos sus cálculos, sus planes de futuro, sus miedos y sus amores perdieron sentido. Sus odios y sus miserias se le antojaron ridículos y su gusto por perder el tiempo se le clavó en el corazón.
    Sus dedos resbalaron del asidero de roca. Despacio, sin nada que poder hacer para evitarlo. Notó todo el peso de su cuerpo inclinarse poco a poco hacia atrás. Dentro de sus botas, los dedos de los pies se le encogieron, tratando de aferrarse a la nada. En un fugaz instante se imaginó cayendo y reventándose contra las rocas cuando Bruno le sujetó fuerte de la muñeca. Sintió un súbito alivio mientras su corazón aún galopaba desbocado. Una ligera sonrisa se dibujó en su cara y levantó la cabeza con lentitud mientras un "gracias amigo" emergía desgarrado desde lo más hondo de su vientre. Sus ojos se encontraron con los de Bruno, que le miraban desafiantes, con un brillo metálico de invisible puñal. Vio su frente arrugada y el entrecejo contraído, mientras una triunfal y maligna sonrisa sin dientes se dibujaba en su rostro. Entonces, le soltó. Mientras caía a plomo de espaldas al abismo, su último pensamiento fue para Carla, su mujer, a la que cortejó cuando aún era la novia de Bruno, y el amor de su vida.

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